Ver acontecimientos distantes en el espacio y en el tiempo, conectar mentes y dirigir las pesquisas en función del poder de la voluntad de quien busca y pregunta: hablamos de las piedras videntes, de las palantiri (del quenya: "aquello que mira a lo lejos". En singular, palantir).
Creadas por los Noldor en Eldamar, presumiblemente por el mismo Feanor, el creador de los Silmarils, Tolkien las concibió como un mecanismo que vinculara el pensamiento a grandes distancias y, si bien la idea no es nueva, observamos un matiz genial en su ficción: la posibilidad que tenía ese vínculo para dominar a quien lo usara si en el otro extremo del canal se encontraba la maldad y sus atributos; la maldad acompañada de la falsedad, el engaño, las argucias, los dobles lenguajes y, en suma, la desesperación hecha voluntad.
Así y de esa forma, Denethor, el senescal del Rey, enloquece al vincular su mente con las argucias de Sauron y, no se escape el detalle, Gandalf custodia y cubre el palantir recuperado tras la caída de Orthanc, en los domonios de Isengard, para evitar sea visto por los Hobbits. Sólo Aragorn será capaz de sostener la mirada al mismo Sauron e infundirle dudas sobre sus planes de terror y dominio, quizá porque la maldad y la malicia son, y han sido siempre, impotentes frente a la nobleza, la determinación y el valor.
Por supuesto que esto no es más que una ficción, no en vano estamos hablando del legendarium creado por Tolkien. Sin embargo, siempre es posible encontrar moralejas que encajen en estos tiempos tan alejados de la épica y la lírica. Por desgracia.
3 comentarios:
Cuentos inconclusos, tal vez porque encajan incluso hoy.
Gran entrada
Besos
Grandes moralejas. Una pena que pocos las tengan en cuenta.
Una entrada genial.
Besos
Esi decía que tienes un palantir con el messenger, pues eres el único que nos puedes convocar para chatear simultaneamente los tres jajajajaja!
Mira, estuvo Vigo M. en mi instituto grabando Alatriste. Y lo vi en person!!
Bss.
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