domingo, 10 de febrero de 2013

Ars gratia artis

Matthew Stewart


Frodo a Gandalf, en Khazad-dûm:


Cuando la tarde era gris en la Comarca
se oían sus pasos en la colina;
y se iba antes del alba
en silencio a sitios remotos.
De las tierras ásperas a la costa del este,
del desierto del norte a las lunas del sur,
por antros de Dragones y puertas ocultas
y bosques oscuros iba a su antojo.
Con enanos y hobbitts con elfos y con hombres,
con gentes mortales e inmortales,
con pájaros en arboles y bestias en madrigueras,
en lengua secreta hablaba.

Una espada mortal, una mano benigna,
una espada que la carga doblaba,
una voz de trompeta, una antorcha encendida,
un peregrino fatigado.

Señor de sabiduría entronizado,
de cólera viva, y de rápida prisa;
un viejo y gastado sombrero
que se apoya en una vara espinosa.

Estuvo solo sobre el puente
desafiando al fuego y a la sombra;
la vara se le quebró en la piedra,
y su sabiduría murió en Khazad-Dûm.


J.R.R. Tolkien